Nunca, como ahora, las empresas se habían movido tan rápido y sacado lo mejor de sí, ahora lo hacen para sobrevivir al COVID19.
Sabemos que no todas correrán con la suerte de salir de esta, pero sin duda, las que emerjan de esta crisis de salud, lo harán como hemos escuchado en repetidas ocasiones, más fuertes y preparadas para lo que pudiera venir.
Todas las empresas se están preguntando, ¿qué más puede pasar? Y están descubriendo que pueden pasar muchas cosas que antes no hubieran considerado. Habrán aprendido a vivir con cierto miedo por esto. Pero miedo del bueno, del que nos protege, nos mueve y nos hace sortear los obstáculos.
Pero es el cómo salir de esta lo que a muchas empresas les inquieta, derivado del gran recurso humano que esta industria requiere.
Porque no se trata de calibrar máquinas o modificar líneas de producción mecánicas, técnicas o tecnológicas. Se trata de personas.
Todos los sectores hospitalarios se han reunido, asociado y trabajado juntos como nunca lo hubieran pensado. Todos están preparando los protocolos de esta nueva era.
Fue el terremoto del ‘85 el que hizo que se modificaran los parámetros de construcción en la Ciudad de México, el 11 de septiembre lo que cambió la manera de viajar en avión a nivel mundial y el COVID19, el virus que nos enseñó lo vulnerable que somos ante los contagios y que nos apremia a nuevos hábitos y a una vida que muchos llaman la Nueva Normalidad.
Es esta nueva normalidad, la expresión que usamos para describir las nuevas condiciones sanitarias y sociales con las que habrá que aprender a vivir.
El cliente ahora tendrá otras preocupaciones. Sacrificará la estética por la seguridad. Se volverá receloso y desconfiado.
La constancia y consistencia de nuestro trabajo, unido a una comunicación convincente de que nuestras preocupaciones son las suyas, puede convertirnos en la primera opción.
Pero regreso a las inquietudes de las empresas de la hospitalidad, ya que han trabajado duramente en protocolos, han reinventado sus negocios y han hecho cuanto sacrificio fue necesario para subsistir.
Pero la pregunta importante es ¿cómo me aseguro de que este equipo de trabajo entienda que es una forma de vida nueva, con formatos de trabajos nuevos y con clientes nuevos?, en un país en donde la frase “no pasa nada” se ha convertido en bandera de los mediocres. Porque el equipo de trabajo ha llegado a este cambio tan golpeado en lo particular como la empresa misma. Quizá con pérdidas humanas sobre las económicas.
Porque son personas y las personas somos emocionales de manera natural. Esta situación llega con un personal tan asustado y preocupado como nuestros clientes.
Y son los líderes los que deberán ajustar las reglas para ser comprensivos, convertir al equipo en factor de cambio, en convencerlos de que son la clave del éxito del negocio y que su capacitación sea tan clara e incuestionable que la transición a la nueva normalidad sea un gozo, literal, por la seguridad económica y de salud que para ellos mismos puede significar.
Y va el reto final… ¿podemos ser comprensivos en estos momentos? Sí podemos y debemos, pero el punto fino está en definir la comprensión bajo una bandera de Tolerancia Cero, ya que no hay cabida para suposiciones. No podemos dar nada por hecho ni cometer el más mínimo error porque se trata de vidas humanas, no de sabores, colores, lechos cálidos o menús de almohadas.
Se trata de evitar a toda costa que lo que nos ha tomado por sorpresa al mundo entero, no se repita. Y si así fuera, que estemos listos para no volver a detener la economía ni perder una sola vida.
Son las personas el éxito de este negocio. No es poca cosa. Y si ya hemos trabajado tanto los protocolos, la nueva modalidad del negocio, entonces capacitemos al equipo de trabajo, compartamos nuestras inquietudes y las del cliente, comuniquemos asertivamente y convirtamos a la primera fila en un frente inquebrantable. Así demostraremos que la comprensión es compatible con la Tolerancia Cero.
El negocio y el equipo humano antes del COVID19, serán completamente diferentes a los que regresarán en la modalidad de Nueva Normalidad.
Consultora independiente
Con más de 30 años de experiencia en eventos, y siempre interesada en procesos de mejora en la industria, cuenta con una especialización en Eventos de volumen en Design Cuisine Washington y Formación de Sommelier en Centro Culinario Ambrosía. Actualmente es Directora de una Comercializadora de productos para la Industria Gastronómica y es Consultora independiente.
