Ciudad Solar: construir la resiliencia en las ciudades

2020-04-13 Víctor F. Ramírez Cabrera, Plataforma México Clima y Energía
Techos solares en edificios

Desde la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, parecía que la transición energética del vecino país del norte se frenaría, para dar paso al falaz “clean coal” que anunciaba él mismo. 

Sin embargo, los estados y las ciudades tomaron el liderazgo y muchos de ellos han mantenido la inercia, casi inevitable, de la transición energética. Hay que decir que los sistemas eléctricos permitieron o facilitaron esto, al ser más pequeños y estar regulados de forma estatal. 

A pesar de la diferencia en facultades de regulación, en México las cosas parecen no ser muy distintas. El “combustóleo limpio” amenaza la transición energética bajo el paraguas de la soberanía energética. Pero entonces son los gobiernos subnacionales (estatales y municipales) quienes empujan la transición energética. 

Varios gobiernos han creado agencias energéticas e impulsado mecanismos que van desde facilitar el desarrollo de grandes proyectos, compras en volumen de energía, hasta el apoyo a la generación distribuida o la energía solar térmica, entre otros.

A pesar de tener el mismo origen político que el gobierno federal, que de facto ha abandonado la transición energética, el gobierno de la Ciudad de México retoma lo que la federación abandonó, que es utilizar herramientas de mercado para dos efectos: por un lado, transitar en el camino hacia las fuentes de energía renovable, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero e incrementar la oferta energética en el centro, deficitario de energía, pero también mejorar la competitividad de las empresas locales con base en energía de más bajo costo.

Y digo Energía, porque el programa Ciudad Solar (el marco en el que se desenvuelven estos proyectos) no es solo eléctrico, sino que usa solar fotovoltaica y solar térmica para desarrollar proyectos que beneficien a las finanzas públicas mediante instalación de páneles solares en edificios públicos, y al mismo tiempo mediante crédito blando para la instalación de equipos fotovoltaicos y solar térmicos en las industria que lo requieren en la Ciudad.

Regresando a Ciudad Solar en la parte fotovoltaica, el programa incluye proyectos de generación de energía eléctrica para abastecer de electricidad al tren ligero, edificios de gobierno, rehabilitar las instalaciones solares que ya habían sido realizadas, como una en Palacio de Gobierno, aprovechamiento del techo de la Central de Abasto de la ciudad, así como de los miles de techos de la administración pública, siempre que estos sean técnicamente viables.

También plantea créditos a usuarios finales mediante el Fondo para el Desarrollo Social de la Ciudad de México (FONDESO) que busca evitar que la falta de liquidez sea el motivo para frenar la adopción de medidas de generación distribuida, por lo que otorga créditos a las pequeñas y medianas empresas de la ciudad para la adquisición de equipos solares.

En la parte térmica el programa no se cierra pero sí se centra en grupos de empresas que usan calor, como son la industria de la tortilla o nixtamalización. 

Ciudad Solar va más allá del crédito pues atiende el gran problema de la industria solar en México: que parece fácil hacer instalaciones solares y todo mundo lo hace según su entender. El programa incluye entonces capacitación para la acreditación del Estándar de Competencias 586.01 de CONOCER con el objetivo de contar con instaladores capacitados para hacerlo.

Ahora bien, el programa tiene límites naturales y que son asunto nacional: las capacidades de recepción de nodos, la tarifa subsidiada, las condiciones de infraestructura que podrían evitar que algunos techos fueran susceptibles de tener instalaciones, entre otros.

Sin embargo, el programa lee en general lo que el sector solar ha ido enfrentando y ajusta sus reglas de operación para que la iniciativa privada pueda participar en la construcción de esta Ciudad Solar.

El gobierno local está instrumentando lo que la ley le permite para una transición energética fuerte, como la que había hasta diciembre de 2018. Lo mejor que puede hacer este sector es apoyar el desarrollo de este programa para que pueda ser ejemplo a la federación, además de apoyar de esta manera a la resiliencia de las ciudades.