Desmantelar la Reforma Energética, la consigna

2020-08-05 Lorena Campa
desmantelar la reforma energetica
Image by LEEROY Agency from Pixabay

A través de un documento que se dio a conocer el día de ayer, el Ejecutivo Federal expresa claramente sus deseos de lo que para él debería ser la política energética en el país. El “Memorándum de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México a Servidores Públicos e Integrantes de los órganos reguladores del Sector Energético”, es un documento por demás polémico que atenta a la legislación vigente y a la autonomía de los órganos reguladores a quienes se dirige.

A estas alturas, a nadie extrañaría la carga ideológica de un documento en el que se reafirma la intención de política energética del gobierno en turno. En ese sentido, tampoco es nueva la intención de fortalecer a Pemex y a la CFE, aún cuando cada trimestre nos encontramos con pérdidas millonarias en cada una de esas empresas “productivas” del Estado. Lo preocupante es que cada vez el tono del discurso se eleva, se polariza aún más. Ahora la Reforma Energética se equipara a una “política de pillaje” y se sustentan los ataques a esta en mentiras, como decir que, debido a ella, CFE y Pemex quedaron en ruinas, cuando en realidad, a decir de los expertos ya lo estaban mucho antes y la Reforma vino a darles alternativas de subsistencia.

Preocupante también es la expresión clara de “regresar a la política que aplicaron en su tiempo los presidentes Lázaro Cárdenas del Río y Adolfo López Mateos”. En el contexto de esa visión anacrónica, la inversión privada para el presidente significa “privatizar al sector” y “beneficiar a particulares” a costa del Estado. Nada más lejano a la realidad.

Prácticamente cada uno de los diecisiete puntos que dicta el ejecutivo como lineamientos da para una larga explicación de su inviabilidad, salvo quizás el punto 7, un poco del 13 y el 17. El punto 7 dice: “En cuanto a la industria eléctrica, priorizar y optar por lo más rentable: construir o reconstruir plantas para satisfacer la demanda del sureste, en particular, de la Península de Yucatán; así como abastecer con energía suficiente a Baja California Sur”. Suena bien, sabemos que son regiones que requieren atención. Claro, siempre y cuando no estén considerando entre “lo más rentable” el quemar el combustóleo que les sobra y que es el que más contamina.

El punto 13: Que CFE venda el exceso de gas no está mal… pero entonces ¿por qué se le negó la venta de gas a Iberdrola, poniendo en riesgo una inversión de más de mil millones de dólares? Por cierto, ese gas se podría usar también en plantas de ciclo combinado menos contaminantes, quizás más baratas que las costosas o inviables reparaciones de plantas viejas que se pretenden.

El punto 17: Desterrar la corrupción de Pemex y de CFE, así como también “el influyentismo y la impunidad”… híjole, que se lo digan al Sr. Bartlett. Que lo hagan efectivo en las empresas creadas al vapor para hacer Dos Bocas, a las compras discrecionales de carbón (sin licitar), y súmele usted…

Todos los demás son sujeto de argumentos, pero vale resaltar que varios de ellos contradicen a Ley de la Industria Eléctrica vigente, como lo es el alterar el orden de despacho de acuerdo con la curva de mérito. De igual manera, detener el otorgamiento de permisos de generación (que no “concesiones”, como las llama en el documento), es ilegal.

En otros puntos hay ilegalidades escondidas, como el hecho de que querer eliminar la competencia a Pemex, por ejemplo, para que solo se consuman las gasolinas y combustibles hechos aquí. Ya ni decir que no serán suficientes y que cada peso que se invierte es casi perdido. Citando a Macario Schettino en su columna de hoy en el diario El Financiero, “tanto Pemex como CFE son empresas inviables, que han podido llegar al día de hoy gracias a la apertura de sus mercados”. Esa autosuficiencia que propone el ejecutivo es irreal, pues “[…]la producción nacional no llega ni a un millón de barriles al día. No alcanza ni para la gasolina y diésel que consumimos. Y a eso le estamos metiendo 3 mil millones de pesos cada día. Cada día”, instruye el especialista.

El documento constituye, en el mejor de los casos, una “lista de deseos” de lo que el presidente quiere. Y esto es lo que podría lograr si logra la mayoría en el Congreso en el 2021. No deja de ser preocupante que, si bien menciona la intención de “apegarse a las normas legales y bajo ninguna circunstancia, alterar el Estado de derecho”, también afirma que todo debe ajustarse a esta “nueva política”, incluso los órganos reguladores, de quienes cuestiona su autonomía y los acusa de serviles.

De concretarse estas medidas, estaríamos ante un escenario muy oscuro para el país, no solo en el sector energético, sino en cuanto al mensaje al exterior y al interior del país relacionado con cualquier tipo de inversión privada. 

Además de la intención de establecer frenos artificiales a la competencia y alterar por completo el Mercado Eléctrico Mayorista, lo cual también iría en contra de la ley, hay que recordar que muchos de esos contratos están protegidos por tratados internacionales, entre ellos el T-MEC.

A pesar de todo lo anterior, existen alternativas. Sí, y son luminosas. Las empresas y grandes consumidores pueden invertir en esquemas de generación en sitio, que no dependan de la infraestructura de CFE, para complementar su suministro. La instalación de techos solares en residencias y negocios es posible en el marco actual y cada vez es más viable económicamente, con tiempos de recuperación de inversión cada vez más cortos. Quizás este tipo de medidas detonen la creación de sistemas aislados, la incorporación de almacenamiento, etc. Por fortuna, no todo es Pemex y CFE.

  

Fuentes:

Si quiere consultar los 17 puntos mencionados, puede encontrarlos en la siguiente nota: https://www.eleconomista.com.mx/empresas/AMLO-confirma-desmantelamiento-de-la-reforma-energetica--20200804-0037.html

Y no se pierda la columna completa de Macario Schettino, “El costo de la apuesta fallida”, en El Financiero, Opinión, Fuera de la Caja. 5 de agosto de 2020. https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/macario-schettino/el-costo-de-la-apuesta-fallida