Neuroarquitectura, una solución para espacios saludables e inclusivos

neuroarquitectura
21 Octubre 2020 Veronica Cervantes / Grupo Expansion

La neurociencia en conjunto con la arquitectura permiten crear espacios que dan mejores experiencias a los usuarios.

(Entrevista a: Luis Othón Villegas Solís, fundador y director de LVS Arquitectura)

El COVID-19 ha evidenciado que requerimos inmuebles más salubres y ventilados, pero también hay otras necesidades para quienes tienen capacidades diferentes y personas de la tercera edad, por lo cual conversamos con el arquitecto Luis Othón Villegas Solís, fundador y director de LVS Arquitectura, quien habló sobre los desafíos para los profesionales de la industria de la construcción y cómo lo están resolviendo.

¿Cuáles son los desafíos para la arquitectura y el diseño de interior en cuanto a adaptar los inmuebles para que sean más saludables?
—Uno de los desafíos más importantes es poder lograr que los espacios realmente cumplan con las necesidades y las actividades que los individuos desarrollan. Yo creo que la mayor importancia que tenemos que dar nosotros los arquitectos a los espacios es que permitan el bienestar de las personas que los habitan.


En la actualidad es relevante entender que el diseño, a partir de una investigación muy minuciosa, tiene que dar solución a un problema, a través de comprender la salud de las personas, de comprender, incluso, su comportamiento y gran par de lo que hemos hecho nosotros en nuestro despacho es una investigación exhaustiva para tratar de resolver los problemas de diseño con un diseño científicamente informado.

¿Qué quiere decir esto?, pues que nos hemos acercado a materias como la neurociencia para que junto con la arquitectura logremos respuestas para tener mejor percepción de los espacios que construimos.


De esta manera, hacemos un análisis sobre el comportamiento basado en la neurociencia cognitiva y en la psicología cognitiva, en donde analizamos la respuesta que tienen los individuos a los estímulos que provocan los elementos arquitectónicos como el color, la luz, la ventilación, la humedad, etcétera.

Estos elementos arquitectónicos tienen una repercusión importante para la salud y la vida de las personas, tanto física como mentalmente. Entonces, nosotros como arquitectos, al tener herramientas a través de datos científicos como la neurociencia y la neuroestética, podemos determinar cómo los individuos pueden comportarse o cómo mejorar un espacio para que las personas puedan tener, incluso, mejor recuperación de la salud, mejor capacidad cognitiva, mejor creatividad, imaginación, etcétera.


Por ejemplo, en una escuela en donde un niño está en pleno aprendizaje o desarrollo de su cerebro, tenemos que poner especial atención en cómo diseñamos los espacios de trabajo.

Entonces, la escuela debe tener un uso correcto de los sistemas pasivos como ventilación natural, no solamente aire reciclado; la iluminación natural es súper importante, debe tener iluminación del sol, que bañe los espacios interiores y que ayuda a la capacidad de aprendizaje de los niños. 

También son relevantes las áreas verdes y la manera cómo se dispone del mobiliario que puede generar diferentes comportamientos en el niño, lograr que su creatividad e imaginación sean mucho más amplias, que tenga mayor retención en su memoria y un aprendizaje más adecuado.


¿Qué elementos se están utilizando en el diseño interior para hacer espacios más inclusivos para personas discapacitadas y de la Tercera edad?
—Este es un tema súper interesante e importante en la arquitectura. Los arquitectos y neurocientíficos hemos estado haciendo investigaciones sobre cómo responder a estas necesidades de inclusión para personas que tienen alguna discapacidad, personas de la Tercera edad, para quienes requieren recuperarse de salud o tienen algún tratamiento especial como diálisis.


En este sentido, ahora sabemos que los materiales tienen que pasar por ciertos grados de higiene o en los casos de personas con discapacidad visual quizás no sea la mejor solución tener una alfombra en un espacio por donde van a pasar porque ellos van golpeando el suelo y a través de estos sonidos pueden descubrir o entender qué hay más adelante o, incluso, el tamaño del espacio en el que se encuentran, si hay un peligro al momento de caminar. Entonces, el evitar el ruido con una alfombra, pues disminuiría su capacidad de monitoreo.

Existen otros estudios que demuestran la importancia de poner elementos visuales para agilizar la memoria de los individuos, en pasillos de los inmuebles o en espacios de casas de geriátricas; además de colocar apoyos de manerales, de barras u otros elementos para que las personas logren reconocer el lugar.

Otro ejemplo es el caso de humanos con artritis, a quienes les va a molestar tocar el metal por el frío, entonces tenemos que buscar alternativas con otros materiales.


Lo importante es que como arquitectos y como diseñadores de interiores tenemos que informarnos y saber cómo percibimos todos los materiales y los elementos. Estamos hablando de la percepción sensorial, o sea, hablar del tacto, de la vista, del olfato, incluso, el gusto y la propiocepción, esta relación que tenemos con nuestro medio ambiente, con el cuerpo y con los materiales que nos rodean.

Hay cientos de elementos para incorporar en los inmuebles, pero lo importante es informarse, estudiar y buscar que estrategias implementar para atacar cada enfermedad o problema que tienen las personas.

Todas estas medidas principalmente se están adaptando en inmuebles privados, pero ¿qué retos hay en los edificios públicos o en las calles para poder implementar este tipo de medidas?
—Tenemos una gran cantidad de edificios públicos como el seguro social e instituciones de beneficencia, donde el principal reto es educar. Más que nosotros dar una solución es educar a quienes están haciendo o quienes están dando mantenimiento a los lugares, a quienes están dando seguimiento, incluso, a nuestros gobernantes, a los administradores, organizadores y a las mismas instituciones, fundaciones o empresas de beneficencia. Tenemos que empezar a trabajar en programas educativos sobre qué debemos hacer para esos lugares de salud pública.

Desafortunadamente, a veces pensamos que las normas están sólo para molestarnos, cuando en realidad las normas están para ayudarnos a mejorar la calidad de los espacios que diseñamos,
y en este sentido, yo creo que aún nos falta mucho por avanzar en México, pero poco a poco yo estoy viendo muchos organismos que están interesados en la normatividad, en lograr tener la calidad que estos espacios requieren.

También, los arquitectos que estamos trabajando con las universidades buscamos educar a las nuevas generaciones e incluso a las viejas: los arquitectos que quizá intuitiva o empíricamente implementan estrategias para lograr mejores espacios, pero necesitamos darle un mayor impulso.


El reto principal es la educación, la normatividad, así como el conocimiento de materiales y estrategias para aplicarlas en los espacios de la salud

En esta época de pandemia, ¿cuáles desafíos han visto en el diseño interior y la arquitectura?
—Yo creo que la pandemia nos demostró lo frágiles que somos los seres humanos, pero también la incapacidad de dar una respuesta rápida sobre los espacios que estamos habitando. Es afortunado y desafortunado. Afortunado, en el sentido de que de alguna u otra manera nuestros hábitos están cambiando y qué será un beneficio en el futuro.

Yo creo que una de las industrias que más afectó el COVID-19 —y es una en la que nosotros trabajamos de manera muy cercana— tiene que ver con la gastronomía y con los restaurantes.

Ahora, nosotros como arquitectos y diseñadores estamos viendo que deberemos poner especial atención en dar seguridad a los usuarios y a los comensales en todos los sentidos, a todas las personas que llegan a un espacio tanto público como privado para que sientan tranquilidad de que se cumple con las reglas de salubridad y de higiene.


En los espacios interiores tenemos que enfocarnos en los materiales, que sean de grado alimenticio, lavables, que no absorban o que no dejen superficies donde puedan crecer hongos o bacterias o puedan tener más vida los virus.

Asimismo, tendremos que considerar normativas que nos ayuden a buscar elementos o materiales que nos permitan regular que los espacios cumplen con la calidad requerida para sentirnos seguros, en lugares salubres e higiénicos.

En cuanto a Expo CIHAC, ¿qué opina de este formato digital y qué esperamos ver en arquitectura y diseño interior en esta muestra, especialmente en el panel donde participará?
—Creo que Expo CIHAC, al igual que en otras plataformas, congresos, universidades e institutos educativos, nos hemos tenido que adaptar a la situación. Es quizás un paso hacia el futuro. Ahora sabemos que la tecnología nos ayuda a alcanzar un mercado más amplio.

Para mí, es un acierto qué sucediera Expo CIHAC en digital, creo que esto nos permite a más personas poder acceder a los panelistas, a un trato más directo, intereses más específicos, que de alguna u otra manera nos van a permitir llegar a lugares donde a veces no alcanzábamos. Estamos hablando de personas que no podían viajar a la Ciudad de México, a Guadalajara o Monterrey, a las ciudades más grandes del país, ahora van a poder ver toda esta información de una manera hasta más económica y más viable a través del internet.

Por otro lado, es un poco desafortunado que no podamos tener la convivencia social, el poder intercambiar tarjetas, convivir. De alguna manera creo que esto va a ir cambiando, pero abre otras posibilidades.

En el panel “Construcciones que mejoran la salud y calidad de vida de los habitantes”, que se efectuará el miércoles 28 de octubre, hablaremos sobre la normativa, la importancia de los espacios interiores y la percepción, la importancia de aplicar estrategias de neuroarquitectura, estrategias de un diseño científicamente informado para poder lograr mejores soluciones. Ahí los esperamos en Expo CIHAC.

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