El sector de la construcción es uno de los principales generadores de empleos en el país y de las que mayor aportación tiene al Producto Interno Bruto (PIB). Tan solo en 2019, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía e Informática (Inegi), reportaba la existencia de más de cuatro millones de empleos relacionados con esta industria.
Sin embargo, la llegada del Covid-19 a México y los malos manejos en las políticas públicas para hacer frente a la crisis sanitaria y económica han llevado a este y otros sectores a parar sus actividades y con ello, a perder millones de empleos.
Casi un año después de la declaratoria por parte de la OMS y de diversos lapsos de confinamiento, la pregunta es ¿cómo vamos a reactivar un sector en el que diversas compañías han tenido que cerrar de manera permanente? ¿Cómo se va a apoyar a los empresarios, del tamaño que sean para que puedan recuperar sus ingresos, y por ende ofrecer empleo?
La situación sanitaria es compleja, pero la económica lo es más. Sin acciones inmediatas por parte de los gobiernos federal y estatal los mexicanos no lograremos salir adelante. A lo largo del 2020 se ha demostrado que la cúpula empresarial ha hecho hasta lo imposible por mantenerse a flote.
Está demostrado que se requieren mayores estímulos fiscales para quitar presión financiera a los negocios y hogares mexicanos. La calificadora Moody's destacó recientemente, que ante la ausencia de un apoyo material por parte del gobierno mexicano los niveles de ingreso y empleo continuarán a la baja, dando como resultado un mayor número de comercios en quiebra, por lo que el trabajo conjunto entre el gobierno y empresarios es esencial.
En el caso específico de la construcción, la emisión rápida de permisos lograría, además de generar empleo, dar resultados en lapsos de tiempo mucho menores a los que se manejan actualmente. Mediante esta y otras acciones conseguiremos dar certidumbre a un sector deseoso de invertir en diversos proyectos públicos y privados.
Nuestro trabajo y mayor reto es incentivar la apertura de la banca comercial y generar confianza para atraer la inversión. El T-MEC y el cambio de administración en la Casa Blanca es sinónimo de oportunidad, ya que se trata de una de las herramientas más fuertes que tenemos.
La inversión que antes estaba destinada al mercado asiático, con la crisis del Covid-19, ha cambiado su dirección a México por dos factores: el primero es que se dieron cuenta de que tener la manufactura del otro lado del mundo no era funcional; y el segundo, la cercanía con Estados Unidos, el costo en la logística no se compara.
El segmento inmobiliario industrial es y seguirá siendo de los más beneficiados después de este 2020, por lo que la construcción de parques y naves industriales permitirá a más empresas nacionales e internacionales posicionar su manufactura en territorio nacional.
Asimismo, una de las más grandes oportunidades con las que cuenta México, es su bono demográfico, lo que da pie a que el segmento habitacional continúe a el alza, ya que la necesidad de vivienda no para y hoy en día existe un déficit muy grande que debemos cubrir, pero ahora, tomando en cuenta los nuevos requerimientos que esta pandemia ha dejado.
Sin embargo, eso no será posible si no somos capaces de otorgar certeza mediante políticas públicas que antepongan el crecimiento económico del país, la seguridad de las inversiones y la generación de empleo.
Lo más importante es que al finalizar esta administración se dé continuidad a las políticas, negociaciones y/o proyectos ya planteados, no se puede estar cambiando cada seis años de ideas; se debe garantizar claridad y primordialmente certidumbre si se quiere salir de esta.
