Recubrimientos cerámicos fotovoltaicos: una nueva alternativa sustentable

piso elaborado con azulejo fotovoltaico
05 Julio 2021 Conexión ExpoCIHAC
[Imágenes de Peter Pruzina en Pixabay y CPS México]

Ya desde hace al menos un lustro se ha buscado dar una funcionalidad adicional a los recubrimientos cerámicos. Estos elementos representan un mercado muy competido, en donde los productos tienen, además de su función aislante, una mayormente estética. Es por ello que se han hecho esfuerzos para dotar a este elemento común del diseño de espacios de una funcionalidad adicional, como por ejemplo, la de generar energía eléctrica a través de incluir una capa fotovoltaica.

En general, se considera que los productos catalogados como “ecológicos” tienen un costo más elevado, aunque cada vez esa diferencia se hace menor y se vuelven cada vez más competitivos. En el caso de las baldosas o cerámica con revestimiento fotovoltaico, aún cuando exista una diferencia en precio respecto a otro tipo de cerámicos, esta se compensa rápidamente por los ahorros en energía eléctrica que se generan, pues el mínimo de ahorro esperado en una factura de luz es del 50%.

Este tipo de recubrimiento cerámico puede colocarse en exteriores, como fachadas y pisos que estén expuestos a la luz solar. En fachadas funciona como aislante térmico, aumentando de manera importante la eficiencia energética de los inmuebles en los que se coloque, al requerirse menos energía para climatizar los interiores. Ofrece, además, las mismas propiedades de aislamiento acústico que ofrecen los materiales cerámicos.

Este tipo de elementos pueden instalarse en fachadas ventiladas o bien por el método tradicional de adherencia. Las fachadas ventiladas son el método más favorable, pues constituye un cerramiento con una cámara aireada separada por dos hojas, una de las cuales en encarga del aislamiento térmico y la otra constituye una cámara de aire que permite mantener una ventilación continuada a lo largo de toda la superficie, además de que permite ocultar los cables. Este esquema también facilita la sustitución de piezas individuales, en caso de que fuera necesario, sin tener que romper o cambiar el resto de la fachada.

Otra de las aplicaciones con mayor éxito es el llamado suelo fotovoltaico transitable, lanzado al mercado por Onyx Solar, que además de tener una eficiencia muy semejante al de otros materiales utilizados para hacer suelos, puede soportar hasta 400 kg en pruebas de carga puntual y tiene propiedades antideslizantes. Hay algunos pisos que incluso tienen la capacidad de retroiluminarse con LEDs de diferentes colores, los cuales se alimentan con la misma energía que generan.

Entre las ventajas que tienen los azulejos o baldosas fotovoltaicas es una mayor estética que una superficie de páneles solares colocados en un techo. Pueden darse casos en los que su instalación sea incluso más más sencilla que estos, en particular cuando el revestimiento fotovoltaico se coloca en otros materiales, como tejas.

Las tejas solares pueden estar orientadas a generar energía eléctrica (fotovoltaicas) o bien a generar calor (térmicas). Constituyen una solución no solo más estética, sino también de menor peso sobre la estructura del techo.

En el caso de las tejas solares fotovoltaicas, estas requieren un 40% más de superficie instalada en comparación con los sistemas tradicionales de páneles, pues mientras estos necesitan 7 m2 para generar 1kWp, las tejas se requieren 10 m2 para generar la misma cantidad de energía.

Las tejas solares con función térmica fueron elaboradas por primera vez desde hace una década y fabricadas con cristal transparente. Su peso es igual que el de las tejas de barro tradicionales. Su función no es calentar agua, sino aire limpio. En este caso, se instalan sobre un lienzo negro sobre el que están montados los espacios de aire. Este lienzo absorbe el calor y calienta el aire, el cual se puede emplear para calentar agua o calentar una porción de la casa. Dependiendo del clima, un sistema como este puede generar hasta 350 kWh de calor por metro cuadrado.

Una de sus desventajas es quizás que, como toda tecnología nueva, el proceso de adopción inicia un poco lento y los costos suelen ser más elevados al principio, pero la tecnología fotovoltaica en particular ha probado su enorme capacidad de reducir costos y aumentar eficiencia con el tiempo, gracias a la constante investigación y desarrollo que llevan a cabo los fabricantes.

Cabe apuntar que el empleo de este tipo de elementos desde las etapas tempranas de construcción, contribuye a la puntuación que pueda hacer a un inmueble acreedor de un certificado LEED.

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