Nuevas formas de financiar la atención médica privada

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16 Noviembre 2021 María José Ramírez/Grupo Expansión

Enfrentar la crisis que afecta al sector salud con un enfoque hacia la medicina privada es posible a través de diferentes herramientas de financiamiento y planificación.

Después de la pandemia, uno de los principales problemas es la crisis financiera de la industria de la salud y cómo enfrentarla con un enfoque hacia la medicina privada.

Además, el panorama general del sistema financiero y las formas de financiación a las que pueden acceder tanto emprendedores de la salud como instituciones se ha convertido en uno de los temas más discutidos en la industria.

Durante el panel de expertos: “Nuevas formas de costear la atención médica privada”, que se llevó a cabo en el Healthcare Strategy Summit 2021, conversaron Tomás Barrientos, chief executive officer en la Universidad Anáhuac, Health System (SUSA), quien fue moderador de la mesa; Claudia Restrepo, socia encargada de Soluciones, Finanzas Sostenibles y Evaluación de Impacto para Deloitte Spanish Latin America; y Enrique Rivero, director de Finanzas y Administración de Kéladem Inversión, un fondo de inversión privado enfocado en el establecimiento de empresas prestadoras de servicios de salud.

 “La crisis del sector salud está siendo abordada desde diferentes puntos de vista, no nada más de los profesionales de salud”, dijo Barrientos.

 Además, recordó que las personas deben tener un respaldo financiero que les  permita enfrentarla; para ello, México cuenta con cuatro pilares: el IMSS, destinado para trabajadores formales; el ISSSTE, para los trabajadores del Estado; el INSABI, para la población que no cuenta con otros seguros; y el sistema privado.

Ahora mismo, este último se encuentra bajo estrés debido a que los anteriores están siendo fuertemente golpeados por la emergencia sanitaria por covid-19.

De acuerdo con Barrientos, puede verse que debido a la pandemia se ha desplazado a muchos de los usuarios de estos sistemas para que obtengan servicios de prestadores privados.

 “Muchos de los que usan el sistema de salud público también usan los servicios del sistema de salud privado”, añadió el catedrático de la Universidad Anáhuac.

Esto puede confundir las estadísticas, pues no queda claro cuántas personas cuentan con el respaldo público deben o pueden hacer el gasto de bolsillo.

Aunado a la pandemia, la inversión en salud que realiza el país está decrementándose, lo cual resulta arriesgado.

“Porque el servicio de salud forma parte de la economía terciaria, la economía de los servicios y si nosotros no afianzamos esta parte económica, entonces la población va a sufrir de la debilidad del sector”, explicó el experto.

¿Brindar un servicio de salud sigue siendo rentable? La respuesta es sí.

“De hecho, en la crisis se ha detectado que hay muchas oportunidades para desarrollar servicios de salud que sean rentables, estos están enfocados a los pacientes, a los prestadores de servicio salud y a las instituciones que los apoyan”, afirmó Barrientos.

Sin embargo, el costo de los servicios determinará el acceso que pueda tener un usuario ya sea al sistema público para trabajadores o al sistema privado pagado de bolsillo, y queda el sistema público para la población abierta que no tienen ningún recurso y que está desprotegida.

“De no actuar el sector puede enfrentar un problema crítico porque la inflación que está habiendo en los servicios de salud es una inflación terrible, cuatro veces por arriba de la inflación normal y eso nos va a dejar a todos fuera del acceso de servicios de salud adecuados”, subrayó Barrientos.

 

Desafíos para las nuevas formas de financiamiento

El concepto de paciente está transformándose, ya que mucho del sistema estaba enfocado hacia el enfermo y no a mantener sana a la población, con una buena atención y haciendo hincapié en la prevención de padecimientos.

Para Barrientos, estos últimos factores ayudan a abaratar el costo de la atención, haciendo que el recurso se utilice para atender a los pacientes que necesitan con mayor urgencia el tratamiento médico.

“Eso abre nuevas oportunidades de negocio para la salud; no nada más atender a la gente enferma, sino vamos a tratar de que la gente que ha estado enferma se rehabilite mejor y continúe estando sana dentro de la comunidad”, destacó.

Aunado a lo anterior, se está abriendo un área de oportunidad para que pequeñas y medianas empresas organicen y sean las proveedoras de servicios de salud, siempre y cuando cuenten con personal calificado, atención de de calidad, así como con características que le permitan entrar a un mercado de servicios con costos asequibles.

Por su parte, Claudia Restrepo señaló que el desafío se encuentra en las nuevas formas de financiar los sistemas de salud. También destacó la importancia de reconocer y aplicar nuevas formas para lograr el acceso a tratamientos, siempre en alineación con la Agenda de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, la cual se encamina a reducir los impactos negativos en el planeta y lograr beneficios sociales.

“Para trabajar una agenda de este tipo, traer estos impactos positivos se requiere [...] definitivamente dinero; aquí es donde entran distintas alternativas financiación”, dijo Restrepo, y señaló que el mercado está pidiendo nuevas condiciones, pues los inversionistas están cambiando.

“Ya no se trata de un inversionista anónimo o sin sentido, de poner dinero sin ver el propósito”, aseguró.

Explicó que, hoy, los inversionistas buscan proyectos bien estructurados, coherentes, con impactos positivos ambientales, así como temas sociales; ya que son más conscientes de los impactos positivos que pueden darse.

“Lo que ha mostrado la pandemia es que aquellas organizaciones que tenían este sentido mucho más claro, desde la mitigación de riesgos sociales-ambientales, pudieron sobrepasar de mejor manera la pandemia”, subrayó.

En cuanto a la financiación, la ponente presentó distintas alternativas, como los bonos etiquetados o temáticos, que cada vez tienen mayor acogida en el mercado; además, agregó que aunque sean instrumentos de deuda tienen una etiqueta que claramente está relacionada con el tipo de proyectos que se quiere financiar para generar mejores condiciones de salud, del acceso al servicio y a una mejor calidad del mismo.

Desafortunadamente, los Bonos COVID no han tenido tan buena acogida, “pero daban un foco clave en cómo activar iniciativas conectadas, por supuesto, a la salud, pero a su vez con la recuperación económica que se requiere post pandemia”, aseguró la especialista.

Incluso, dijo que se ha observado algunas farmacéuticas con emisiones importante de bonos para llevarlos a una cartera de proyectos que definitivamente están en favor de descarbonizar sus operaciones o de mejorar el acceso y la cobertura que puedan tener en ciertos territorios.

Asimismo, refirió que son útiles generando acceso a tratamientos oncológicos de alta efectividad para población vulnerable. También, se está buscando el acceso a tratamientos contraceptivos, pensando en los costos para el sector salud de los embarazos no deseados.

 

Visión emprendedora

Existe un ímpetu emprendedor en salud, pues hay médicos en busca de ser más independientes por lo que consideran hacerse de una empresa de salud para generar dinero y seguir haciendo medicina. Para Enrique Rivero existen tres motivadores muy importantes para el emprendimiento:

1) El profesional desea incrementar sus ingresos de manera inmediata;

2) Quiere hacerse de un patrimonio para asegurar su futuro;

3) Busca opciones de mejor costo para sus pacientes, ya que el tratamiento o procedimiento no es accesible para ellos.

“Vemos que en este entorno emprendedor definitivamente hay un motivante fuerte que tiene que ver con el acceso, desde el punto de vista del precio al paciente para que pueda tener acceso al servicio de salud”, aseguró el experto.

Además, explicó que para poder ofertar precios accesibles hay que considerar también el tamaño del volumen que puede tener la empresa y que sea rentable.

Recordó que brindar un servicio médico tiene un costo, por lo que es conveniente considerar el precio de la competencia, analizar si es posible ofertar el mismo u ofrecer un diferenciador que permita elevarlo. Sobrepasar este valor hará que no haya pacientes, bajarlo demasiado significa no ser rentable.

Para arrancar un emprendimiento hay que saber cómo fijar los precios, esto depende de información con la que no necesariamente se cuenta. En las instituciones de salud depende del tamaño, sin embargo, no todas saben el costo del servicio. Asimismo, a veces se desconocen los precios del competidor.

Una vez que se establece el importe, hay otra presión: el paciente puede no tener acceso a un seguro de gastos médicos privado o cuenta con una póliza limitada.

“Entonces, a pesar de que se haga un buen trabajo en ese sentido, seguimos teniendo una presión de parte del paciente”, señaló.

El especialista en finanzas en salud agregó que justamente eso hace que se planteen alternativas para ayudar al usuario, como hacer descuentos.

Empero, Rivero recomienda tener cuidado con estos últimos: “La vía de los descuentos no es la óptima. Por poner un ejemplo, en salud un margen bruto razonable anda alrededor del 40%, si tú pones un descuento o bajas tus precios un 10% ya te comiste una cuarta parte de ese 40%, o sea una cuarta parte de tu utilidad la acabas de borrar”, explicó.

Quizá el volumen de pacientes que encuentren estos precios atractivos ayudaría a recuperarse, pero hay que contemplar el tamaño del volumen para poder recuperar esa utilidad.

Con este ejemplo, el volumen debería aumentar en 33% para poder recuperar la cantidad en pesos, porque incrementar de manera inmediata la cantidad de pacientes no es algo que se pueda lograr fácilmente.

De igual forma, Rivero apuntó que tratar de tener los precios más baratos no es sostenible. Sin embargo, pueden utilizarse los descuentos dirigidos; es decir, darle descuento solo a aquel que lo requiera y no a todos los consultantes.

Otro aspecto que debe considerarse en el emprendimiento es la capacidad de estandarización de la operación, es decir, saber cuánto cuesta el servicio y tratar de mantener ese valor o hacerlo más barato.

Por ejemplo, se pueden crear estrategias para estandarizar el número de gasas usadas, esto puede ser difícil porque el personal de salud ya tiene una manera de trabajar y el número de material utilizado varía de una persona a otra. Para lograr poner el estándar es necesario capacitar al personal continuamente. 

Además, tratar de dar el servicio de la manera más fija posible, dicho de otra forma, evitar cambios en el precio minimizando las cuentas a la carta; no obstante, aún existe una resistencia para dar precios fijos, por lo que a la llegada al hospital el paciente no sabe la tarifa del procedimiento. Si cuenta con una cobertura amplia, no tendrá problema.

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