La guerra de fake news que viene

2020-08-10 Víctor F. Ramírez Cabrera, Plataforma México Clima y Energía
Viene una guerra de fake news
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El memorándum del presidente, expuesto a funcionarios del sector energético el pasado 22 de julio pero hecho público la semana pasada, es la instrucción inicial de lo que puede ser una reforma constitucional en materia energética el año siguiente.

Pero el presidente difícilmente irá a una reforma en la que tenga el debate perdido y parte de ese debate, el de las energías limpias y/o renovables, es uno de los pocos en los que el presidente y su equipo no han sido exitosos.

La gente sabe bien que este gobierno ha frenado la transición energética, al ser contraria a su proyecto energético petrolero. Por eso han optado por intentar armar un discurso en contra de las renovables, una narrativa con estrategias distintas pero alineadas.

Los argumentos son repetitivos y se usan igual en entrevistas, columnas y hasta discursos en el congreso. Lo mismo los usa la titular de la secretaría de estado que legisladores y funcionarios de dependencias ajenas. ¿Cuáles son?

Es común primero que usen argumentos donde buscan generalizar, meter a todas las renovables dentro de la misma canasta y decir que todas hacen o no hacen equis cosa. Por ejemplo, el gobierno y sus voceros afirman que los proyectos privados no pagan transmisión, basados en el costo preferencial de transmisión a los que sólo tienen derecho los contratos legados de renovables. Primero que nada, es necesario decir que sí pagan transmisión y que lo hacen a una tarifa preferencial por la Inversión millonaria que hicieron en transmisión, inversión que se donó a CFE. La realidad es que este argumento no es aplicable a los Productores Independientes de Energía ni a los contratos de subastas, producto de la reforma.

También intentan generalizar con algunos precios de energía eólica provenientes de contratos de PIE que llegaron a $2,123 pesos/kWh en julio de 2020, altos por los costos de la tecnología en el momento en que se firmaron y construyeron, pero la reforma permitió contratos que ahora cuestan a la Comisión Federal de Electricidad solo $385 pesos/kWh y que corresponden al 78.6 por ciento de la energía eólica que proviene de privados y recibe CFE, y que marcan la tendencia de lo que podría recibir en el futuro.

Uno de los argumentos mas fuertes en contra de la transición es el de los conflictos sociales en el desarrollo de los parques. Sería necio y falso negar que algunos proyectos de renovables han sido mal gestionados desde el punto de vista social. Sin embargo, también es necio y falso decir que todos los proyectos cuentan con problemas sociales. Buena parte de los argumentos de los opositores a la transición energética se basarán en el despojo o las incorrectas prácticas en materia social como argumento general (como si los impactos de las carboeléctricas y termoeléctricas fueran inocuos). Habrá que demostrar también los resultados de las buenas prácticas y los impactos positivos en la población.

Otro de los argumentos que se usan comúnmente es que no se usan las hidroeléctricas y que las quieren repotenciar, además de la intermitencia de la eólica y la solar. Sí, es cierto que las renovables solar y eólica son intermitentes, como menciona el gobierno, pero es falso que sólo CFE pueda dar respaldo a la intermitencia: en las subastas se dieron también contratos de potencia y hay privados que la pueden ofrecer, además de que los recursos solares y eólicos pueden ser complementarios. Sobre las hidroeléctricas es cierto que se pueden usar, pero también es cierto que el potencial de repotenciación es limitado y más limitado aún es la posibilidad de grandes proyectos, por lo que no serán suficientes para cumplir con las obligaciones de México en materia de combate al cambio climático.

Finalmente, uno de los recursos de ataque es el ideológico. El nacionalismo es uno de los valores con mayor impronta en el sistema educativo mexicano. La historia patria fue diseñada para sostener un sistema político muy parecido al que ahora nos gobierna. Uno de sus símbolos es el petróleo como patrimonio nacional y símbolo patrio. Un soldado petrolero en cada hijo te dio. Y eso complica las cosas.

Pero nadie en su sano juicio estaría de acuerdo con mantener una estructura cara y contaminante cuando podríamos tener un sistema energético más limpio y barato. La ideología puede hacer agua cuando hagamos ver al ciudadano que su derecho a energía más limpia, barata, a un país con mejores empleos debe ir por encima del espejismo de la soberanía energética; cuando hagamos ver al mexicano que lo que se malgasta en quemar combustóleo se puede usar en salud o educación.

Sin lugar a dudas, razones como la educación nacionalista, la coexistencia de diversos modelos de participación en el sector, la falta de conocimientos técnicos y la deficiente comprensión matemática y financiera del mexicano común son factores que dificultan comunicar y que también facilitan el falseo que lleva a cabo la gente afín al gobierno. Esa es la guerra de fake news que viene.

El sector debe ser capaz de comunicar, como no lo intentó correctamente en la reforma, pues comunicar de manera efectiva será la única forma de lograr el apoyo popular que permita consolidar un mercado energético competitivo, pieza necesaria para un mejor futuro de nuestro país y de los nuestros.

El gobierno NO tiene forma de bajar o mantener de forma real el costo de la energía eléctrica si no es con subsidios y distrayendo recursos. Eso debe exponer y se debe exponer también por qué es conveniente tener un mercado eléctrico real y abierto. Ahí hay que enfocar las baterías.