La lista que no debería ser

2020-04-27 Víctor F. Ramírez Cabrera, Plataforma México Clima y Energía
lista que no deberia ser

El jefe de la oficina de la Presidencia de la República se comprometió a que entre el 15 y el 30 de febrero (sic) se presentarían los proyectos de inversión de participación pública, privada o público-privada para el sector energético en el sexenio.

Buena parte de los empresarios tenían tres actitudes ante el anuncio venidero (que no se dio en todo febrero o marzo, ni se ha dado en lo que va de abril): Una era esperar al anuncio con cierto ánimo para participar en las licitaciones. La segunda era intentar una audiencia con el jefe de la oficina o con el propio Presidente de la República para presentar sus proyectos y que estos, con la bendición del Presidente, fueran integrados en el acuerdo. La tercera actitud, y la más correcta, creo, era ignorar el anuncio y seguir trabajando en los proyectos.

¿Por qué la tercera opción es la mejor? Creo que es necesario hablar un poco del “estilo personal de gobernar” del Presidente y de lo que intentaba la Reforma Energética.

Uno de los grandes problemas de América Latina es que el Estado se mueve alrededor de la figura presidencial. Izquierda y derecha funcionan igual. Si el Presidente en turno entendía los asuntos energéticos o alguien de su gabinete, se podía construir temporalmente soluciones adecuadas en el sector. Si no lo entendía o era amante de alguna tecnología en particular, podía haber impulso en esas áreas solo por una razón de filias y fobias, no por conveniencia al Estado mexicano ni a los mexicanos.

La Reforma Energética buscó sacar a México de esa narrativa, crear instituciones, crear reglas técnicas y no políticas y que fuese el mercado, con base en números fríos, quien decidiera el éxito fracaso de los proyectos. 

¿Quiénes eran afectados por este modelo? Los menos eficientes. ¿Quiénes eran los afectados del modelo anterior? Todos aquellos que no lograran llamar la atención del Presidente o de alguien con alguna influencia dentro del equipo.

¿Qué modelo es mejor para los usuarios? El que hace de lado a los menos eficientes. El problema de la presentación de proyectos en el acuerdo fue triple:

Primero, lograr proyectos viables (eso siempre), luego lograr la interlocución con la oficina del jefe de la presidencia y luego lograr que SENER, quien siempre ha estado en el ánimo del Presidente, aprobara al proyecto.

El problema es que el paso uno podía darse por descontado si estaba en el ánimo de la oficina o en el de SENER. En otras palabras: si el proyecto “les latía” en dos oficinas, era suficiente.

La pregunta es:

¿Fue ese el objetivo de la Reforma de 2013-2015?

¿Es por ahí por donde se debe transitar?

¿Es lo correcto y estratégicamente mejor a mediano y largo plazo alimentar la figura presidencial y este presidencialismo exacerbado? Porque además, cuidado: nada garantiza que, a pesar de contar con el visto bueno de Presidencia y SENER los proyectos se realicen o sean viables.

Al final del día, tarde o temprano, el usuario mexicano de energía, grande, pequeño o mediano, buscará satisfacer sus necesidades de la forma más económica y segura posible.

El gobierno no está caminando su camino para tener un sistema energético más eficiente o económico, sino para construir estructuras clientelares y de recaudación. Es más, el director general de CFE, ideólogo eléctrico de este gobierno, lo ha dicho en público y en privado: el sector energético debe ser uno de los que sostenga al gobierno.

Eso llevará, irremediablemente, a una pauperización del sistema eléctrico mexicano, en comparación con mercados modernos y bien regulados. Eso eliminará competitividad no sólo al sector energético, sino a la economía mexicana.

Creo, desde un muy particular punto de vista, que el camino no debe ser inscribir proyectos inconexos, particulares y específicos en una lista que no sabemos si algún día se aprobará o le gustará a personas que, en muchos casos, no entienden de energía. El trabajo debe ir por mostrar, más allá del sector puramente energético, las bondades de tener un mercado moderno y regulado de energía, donde las opciones se evalúen con fundamentos técnicos y económicos, basados en el marco legal vigente, fortaleciendo desde el sector ciudadano o privado, como usted quiera llamarle, al Estado de Derecho.

Ahora, que si quiere sumarle proyectos inviables a una lista de su político favorito, vea la historia de elefantes blancos en México.