La eficiencia energética como clave para la recuperación de Covid-19
En 1868, Benjamin Disraeli afirmó que “donde no hay eficiencia, no puede haber economía”. Este es el punto de partida de Michael Liebreich, fundador y colaborador senior de Bloomberg NEF de un texto publicado recientemente en el que contextualiza y pone en el centro de la recuperación de Covid a la eficiencia energética.
Si bien han existido muchos avances en un sinfín de materias, a la par ha existido un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que han llegado al punto de amenazar la capacidad del planeta para soportarlas.
En este sentido, Liebreich afirma que para poder satisfacer la necesidad conjunta de reducir emisiones y lograr un crecimiento económico manteniéndonos por debajo de los 2 oC, “es necesario lograr reducciones anuales de la intensidad de carbón de 5.7% por unidad de actividad económica, o 10% para mantenernos por debajo del calentamiento de 1.5 grados.” En la década anterior, el mayor porcentaje de disminución fue de 3.6%, y a decir del especialista, esto no puede seguir así.
Para descarbonizar la economía con la prontitud necesaria (entre 3 y 7% más rápido), las alternativas son, por el lado del suministro, sacar al carbón del sistema energético (energías límpias) y por lado de la demanda, sacar a la energía de nuestra economía, a lo que el experto denomina “productividad energética”. Liebreich define a la productividad energética como la reducción en el uso de la energía por unidad de producción económica, en tanto que a eficiencia energética se refiere a las reducciones en el uso de la energía por unidad de producción física.
Es decir, tenemos que cambiar no sólo la manera en la que producimos energía, sino también la forma en la que la consumimos. Han existido muchas políticas en torno a esto que han fracasado, y no por falta de la tecnología adecuada, sino porque no se logran cambiar los patrones de comportamiento de los usuarios.
En años recientes, anota Liebreich, se vio una aceleración en medidas de eficiencia energética en diversas áreas, en donde la iluminación LED ha destacado no solo por la rapidez con la que se ha adoptado, sino por los logros significativos que ha producido. El especialista de Bloomberg afirma que “la revolución solar en las economías en desarrollo es en realidad una revolución LED: mientras más eficiente sea el lado de la demanda, menos es la capacidad eléctrica que se tiene que construir, y mayor es lo que se puede lograr con simples techos solares.”
Otro punto por destacar es el hecho de que los edificios representan cerca del 40?l total de emisiones a nivel mundial de gases de efecto invernadero relacionadas con energía. De ahí la importancia del número de creciente de certificaciones LEED y de la búsqueda de implementación de estándares como los de la familia ISO 14000, relacionados con la gestión ambiental.
En ese sentido, la digitalización es un punto de inflexión en todos los aspectos, pues permite un uso más eficiente de la infraestructura con la que se cuenta. Y a esto han estado apostando no solo grandes empresas como Siemens, Honeywell, Mitsubishi, ABB o Schneider Electric, sino un gran número de startups como Climeon, SaltX, SunAmp y muchas más que están promoviendo soluciones innovadoras relacionadas con el uso de IoT, machine learning y aprovechamiento de datos a través de herramientas digitales en diversas partes del mundo.
Implementar medidas de eficiencia energética no solo ayuda a combatir el cambio climático, sino que favorece a las economías. En años recientes, la eficiencia energética se ha movido al centro del escenario de la diplomacia mundial. En 2018, la IEA convocó a una Comisión Global para la Acción Urgente en Eficiencia Energética debido a la desaceleración que se mostraba en el progreso de la eficiencia energética, que el mes pasado emitió diez recomendaciones elaboradas por un grupo de expertos a nivel mundial, entre las cuales hay algunas de carácter financiero.
La pandemia de Covid-19 provocó una desaceleración de todas las economías, y es esencial que en los paquetes de estímulos destinados a la recuperación se consideren partidas dedicadas a mejorar la eficiencia energética en distintas áreas, pues en consideración de Liebriech, “las transferencias de efectivo generan un efecto multiplicador irrisorio a largo plazo comparado con la eficiencia energética.” Todas las mejoras que se hagan en este sentido pueden impulsar de nuevo el empleo y por ende la derrama económica en las comunidades, además de sentar una base productiva a largo plazo que mejore las habilidades laborales, reduzca el riesgo del daño al clima, mejore la calidad del aire, y disminuya el riesgo de exposición a la volatilidad de los precios del petróleo.
De esta manera, el gasto de los estímulos económicos debe estar orientado a una recuperación verde, a decir del especialista, pues de lo contrario podría ocurrir un rebrote gigantesco en las emisiones de CO2 como el que ocurrió después de la Gran Crisis Financiera de 2009. Para tratar de evitar ese escenario, la IEA publicó recientemente el plan de “Recuperación Sostenible”, que está orientado a delinear las acciones que los gobiernos deberían tomar en los siguientes tres años para evitar un rebote en las emisiones y acelerar un cambio global estructural hacia sistemas energéticos y de transporte bajos en carbono.
La implementación de este plan, que tiene como eje principal la eficiencia energética, podría crear 9 millones de empleos, eliminar 4.5 giga toneladas métricas de emisiones de GEI y asegurar que ningún año posterior a 2019 sea superior en emisiones a nivel mundial. La eficiencia energética, afirma el también CEO de Liebreich Associates, “debe complementarse con infraestructura de carga de vehículos eléctricos, nuevas inversiones en transporte público, proyectos de energía renovable, mejoras en la red, almacenamiento de energía, [proyectos] piloto de hidrógeno e investigación y desarrollo.”
Así pues, todo parece indicar que el momento de impulso de la eficiencia energética es ahora. Ya está comprobado que funciona; ahí están los datos y las métricas, los ejemplos de quienes lo están haciendo y sus resultados. Esperemos que quienes dictan las políticas en todos los niveles no hagan oídos sordos y dejen pasar este momento.
Fuente:
https://about.bnef.com/blog/liebreich-energy-efficiency-key-to-covid-recovery/