Tres aplicaciones del blockchain en la industria energética

2020-08-27 Lorena Campa
Aplicaciones de blockchain en energia
[Image by xresch from Pixabay ]

El papel creciente de la digitalización en prácticamente todas las industrias es hoy una realidad y toca cada vez más aspectos de nuestra vida cotidiana. El sector energético no es la excepción.

¿Cómo se vive la digitalización en esta industria? Se trata de una serie de procesos que han empezado hace ya algunos años, pero que se han ido adaptando gradualmente.

Cada día crece la demanda de energía y tanto la generación como las redes de transmisión y distribución requieren evolucionar para lograr una estabilidad que permita satisfacer estas necesidades. La digitalización contribuye a una diversidad de procesos, entre ellos, la incorporación eficiente de fuentes de energía variable, una mayor eficiencia energética en hogares y negocios, una mayor durabilidad de componentes y una mejor administración de la energía que se genera en sitio y se inyecta a la red, además de permitir hacer transacciones energéticas de manera más fluida a través de blockchain.

¿Pero qué es blockchain? Es una tecnología que permite replicar la información en muchos lugares a la vez, para proteger su autenticidad y veracidad mediante múltiples puntos de redundancia o bloques que pueden contener distintos tipos de información, pero que no pueden ser alterados. Al crear cadenas de información que se ensamblan como un rompecabezas, cada una de ellas con identificadores únicos, su información no puede alterarse sin afectar cómo se ensambla con el resto de la cadena. Por otro lado, al ser registros distribuidos e involucrar a un gran número de participantes, estos tienen que validar si la información que cambia es correcta o no. Las transacciones que se realicen (en cualquiera de los ámbitos en los que se apliquen) ya no son almacenadas en una base de datos centralizada, sino en múltiples nodos que corresponden a cada uno de los participantes de la red.

En ese sentido, blockchain ha sido considerado como una de las más grandes disrupciones digitales en el mundo. Elimina la necesidad de contar con un intermediario que centralice la información para hacer transacciones (como lo sería un banco que valida las transacciones entre usuarios, por ejemplo), y que pueda ser sujeto a fallas sin que ninguno de los involucrados pueda tener control alguno sobre ello. El uso de esta tecnología implica una mayor transparencia, la eliminación de intermediarios y una mayor seguridad al eliminar el punto de falla único que implicaría concentrar la información en solo un servidor y sus múltiples aplicaciones están relacionadas con la transparencia en las transacciones. Blockchain es la tecnología en la cual están basada los bitcoins.

Entre sus múltiples aplicaciones se encuentran las relacionadas con la industria energética, la del entretenimiento, servicios financieros, servicios públicos y de gobierno, y los sectores de salud, hospitalidad, seguros, transporte y logística (terrestre o aérea), entre otros.

Sus aplicaciones en la industria energética son diversas, principalmente en su calidad de plataforma de negociación eficiente y confiable a lo largo del espectro de productos relacionados con la energía. A medida que la generación distribuida crece y tiene una mayor penetración en la red, blockchain tiene el potencial de permitir las transacciones de energía entre usuarios, lo cual podría mitigar algunas ineficiencias propias del sistema, como las pérdidas en las líneas de transmisión o la congestión, e incluso la volatilidad de precios.

En ese sentido, una de las aplicaciones del blockchain está en la transacción de Certificados de Energía Limpia. Blockchain posee tres características inherentes: ciberseguridad, transacciones a bajo costo y automatización. En este caso, la automatización permitiría integrar a plantas de generación renovable (incluso distribuida) en la red, así como también incorporar baterías y carga flexible a muy bajos costos y sin perjudicar la confiabilidad. La trazabilidad a través de la red que tiene el blockchain permite asegurar de dónde proviene la energía que se compra en un cierto punto. Es decir, ofrece la posibilidad de garantizarle a un comprador de energía que lo que está comprando en realidad proviene de fuentes limpias.

Si bien es cierto que la mayoría de las soluciones de blockchain aplicadas al sector energético se han dado en Europa, Australia y los Estados Unidos, aplicaciones de esta trazabilidad en el origen de la energía se han implementado con éxito en Chile, por ejemplo.

Otra de las aplicaciones de blockchain está en las transacciones de energía peer-to-peer. Por ejemplo, puede aplicarse en proyectos solares comunitarios de energía no conectados a la red. El blockchain podría ayudar a reducir los costos de permisos de interconexión, administración y adquisición de equipos que implicaría a una comunidad de usuarios el disfrutar de la energía generada en una planta común. Permitiría, además, tener contratos inteligentes en los que los miembros de dicha comunidad pudieran establecer la propiedad parcial de un activo solar, dividir los beneficios y verificar que cada uno pague, de manera automatizada y confiable, lo que consume, a un mucho menor costo y mayor eficiencia que lo que implicaría conectar este sistema a la red. O incluso, que si se hace una división de kWh a los que cada miembro tiene derecho, estos entre sí puedan venderse sus excedentes sin complejos trámites.

Al ser blockchain una especie de “libro mayor” distribuido (distributed ledger technology o DLT, por sus siglas en inglés), a través de su uso se pueden eliminar los altos costos de transacción, lentitud y falta de transparencia que suelen ocurrir en los modelos de transacción centralizados. En una red de transacciones distribuida, los distintos nodos en la red pueden interactuar entre sí sin la necesidad de que exista un intermediario. Sin embargo, todos los demás nodos conocen de esta interacción. Esto no solo aumenta la transparencia, sino que reduce los riesgos de tener un punto único de falla.

En este sentido, además de los usos en las transacciones P2P, blockchain también puede utilizarse con éxito en los mercados mayoristas de energía simplificando las transacciones en gran medida, en particular en aquellos mercados que incorporan fuentes renovables. Esto ocurre en mercados más avanzados, pero por ejemplo, a través de blockchain y sus tecnologías de automatización se pueden lograr predicciones más específicas de producción energética para salir al mercado con menores márgenes de error para evitar incurrir en multas por incumplimiento de la energía ofertada. Incluso, podría darse la participación de activos sin necesidad de que un ente humano hiciera las transacciones, pero eso se ve como una opción a más largo plazo. Existen otras aplicaciones más de esta tecnología, como por ejemplo el comercio de emisiones, con gran potencial en México, pero estas merecen un tratamiento aparte.

Ante los nuevos retos que implica un sistema eléctrico con alta penetración de renovables y tecnologías instaladas en los puntos de consumo (techos solares, almacenamiento de energía detrás del medidor, vehículos eléctricos, entre otros), es decir, uno con cada vez más fuentes de energía distribuida y más digitalizado, las utilities, los operadores del sistema eléctrico y los reguladores están frente a nuevos retos.

No se puede tapar el sol con un dedo. Es un hecho innegable el que los sistemas de energía a nivel mundial se están transformando, pasando de un sistema “analógico”, centralizado y altamente basado en generación mediante fuentes fósiles y contaminantes, hacia un mundo más digitalizado, descentralizado y descarbonizado. La pandemia que vivimos actualmente no solo nos ha mostrado que los cambios hacia la digitalización son viables y posibles, sino altamente necesarios para la supervivencia de empresas a corto, mediano y largo plazos. La corriente del océano de la transición energética va en esa dirección, y querer cambiarla remando en un barquito en la dirección contraria no es más que un esfuerzo inútil.