COLUMNA | 2021: Los escenarios posibles

2020-12-21 Víctor F. Ramírez Cabrera, Plataforma México Clima y Energía
perspectivas para el 2021
[Image by Gerd Altmann from Pixabay]

Hacer prospectiva es complicado, sobre todo cuando la quieres hacer sobre un sector que depende, en gran medida, de las acciones de una persona. Se complica si en lugar de que las acciones se encuentren sistematizadas, encuentras que las ocurrencias son las que marcan la pauta de las acciones.

Así está el sector energético mexicano desde diciembre de 2018.

Los cambios producto del intento de contrarreforma de facto que ha sufrido el sector, por acciones del ejecutivo federal, carecen de lógica y orden.

Las acciones en materia eléctrica parecen contrarias al objetivo de “bajar el precio de la luz” o de reducir el gasto del gobierno, que son objetivos que ha planteado públicamente el gobierno. De la transición energética ni hablemos, recordemos que la energía limpia para el presidente es sólo un sofisma.

Sin embargo, lo que sí podemos ver son intentos por objetivos claros: restablecer un monopolio, usar hidrocarburos, limitar la participación privada y evitar la entrada de generadores variables como solar y eólica.

Con base en esto ya hecho, pensemos: ¿Qué es lo peor que puede pasar en 2021?

Lo peor parece ser que se presente de plano una reforma constitucional y el ejecutivo tenga la mayoría calificada en ambas cámaras para lograrla.

Pero aún con eso, es poco probable que logre una reforma que cambie las cosas demasiado, pues estamos amarrados a las condiciones del T-MEC. Modificar la Constitución para establecer de nuevo un monopolio como pretende el presidente, traería una serie de disputas internacionales que saldrán carísimas al Estado Mexicano y pagaríamos todos los mexicanos.

El problema para el presidente es que poco puede hacer con la ley sin modificar la Constitución, pues la ley está muy de la mano con la Constitución y no hace más que organizar y ordenar lo que esta manda.

Pero entonces nos podemos enfrentar de nuevo en 2021 a una constante y sistemática violación a la Ley y a la Constitución por parte de los reguladores, la Secretaría de Energía y todos los que dependen de ellos, queriendo fingir que cumplen la ley.

Eso seguirá generando incertidumbre, frenando las inversiones y rezagando a México ante los países con los cuales compite en mercados diversos, prolongando innecesariamente una crisis económica.

Ahora, ¿cuál es el mejor escenario?

Digamos que se juntan una victoria de la oposición. Sumemos que el presidente electo de Estados Unidos, después de charlar con el mexicano, ha mencionado el interés en trabajar para revitalizar las economías de América del Norte. Eso no se puede entender separado del compromiso del presidente electo en su lucha contra el cambio climático. La reactivación económica en conjunto debe pasar si o si por la necesaria transición energética, y deberá quitar el freno que el Estado Mexicano ha impuesto, incluso en contra de su propio marco jurídico. Además, la oposición inteligentemente podría condicionar la aprobación del PEF 2022 a la aplicación del marco legal vigente, con lo que regresarían las subastas, la licitación de líneas de transmisión nuevas, se reactivaría el Fondo del Servicio Universal Eléctrico, se agregarían nuevos Suministradores de Servicios Básicos, se regresaría a los permisos de generación condicionados solo al cumplimiento de la ley, en fin, se respetaría el marco jurídico.

¿Puede mantenerse el riesgo o la desconfianza a este gobierno?

Sin duda. Aún respetando la ley a regañadientes, la industria nacional y extranjera verá con recelo a este gobierno y no es para menos.

Pase lo que pase, el mayor reto en el corto, mediano y largo plazo, será recuperar la confianza en el país, que este gobierno se ha empeñado en dilapidar.

Creo que la principal misión que debemos tener los observadores y participantes del sector eléctrico es almacenar la información y las metodologías desarrolladas como consecuencia de la reforma, para poder reconstruir en el futuro. Y no sólo eso, sino criticarlas y mejorarlas para que cuando se puedan reconstruir sean aún mejores que lo que teníamos.

Por mientras, el camino está marcado: tenemos que mantenernos firmes en los tribunales, defendiendo la legalidad que este país requiere, como cualquier país que quiera superar sus condiciones de precariedad.

Porque México requiere un mercado energético ágil, competitivo, bien regulado, que sirva a sus ciudadanos, debemos ocuparnos en señalar y contra argumentar lo que está pasando mal. Ser sólo observadores, sin decir, sin detectar los errores y sus consecuencias, nos condenará a la invisibilidad de ese malestar y los daños que hace al país.

Pero también hay que hacerlo para planear cómo construir y, si es necesario, intentar reconstruir en el 2021, como sector, en oposición a intereses o visiones personales o de firma. De eso depende el futuro.