Ante un triunfo de Joe Biden, ¿cambiará la política energética mexicana?

2020-09-08 Severo López Mestre Arana
Contraste en politicas energeticas EU-MX
[Imagen de ErikaWittlieb en Pixabay y elementos de macrovector en Freepik]

La energía es apasionante por ser brutalmente multifacética. Es ciencia y tecnología, historia, símbolo y poder, civilización, creación y destrucción; es pues, política pura. Esta última característica, su relevancia política, la ha acompañado desde el origen de las primeras civilizaciones. No es posible entender a la energía fuera de su interacción con el fenómeno social y por ende su relación con el poder. Aunque no deben vivir juntos poder político y energía, como muchos han pretendido y pretenden, tampoco pueden ignorarse mutuamente. Es imposible.

Esta relación compleja entre política y energía trasciende fronteras. Basta entender que el mercado petrolero, el mayor motor energético que ha conocido la humanidad y que probablemente vive ya sus últimas glorias, tiene su centro de mando en un “cártel” de países productores que manipula el precio para todos, y en teoría, en “beneficio de todos”. Recientemente se integró a este un nuevo protagonista, EUA, que con la revolución del “fracking” rompió el viejo equilibrio energético mundial.

Por todo esto, la ecuación energética de un país, incluyendo su visión de soberanía con respecto a la energía, no puede sustraerse de las tendencias y fenómenos internacionales. No hacerlo, no sólo debilita la soberanía, sino que equivale a bajar la mirada justo antes de ser arrollado por una locomotora (a diésel).

De ahí que lo que suceda en EUA en las siguientes elecciones, tendrá, como siempre lo ha tenido, un impacto significativo en la política energética mexicana. ¡Cómo no tenerlo! Primera potencia, principal socio comercial, 3,145 km de frontera terrestre y 29 km de frontera marítima, 1.5 millones de estadounidenses viviendo en México y 37 millones de personas de origen mexicano en EUA, un intercambio comercial energético de hidrocarburos de 46 mil millones de USD, etc.

Todos conocemos la postura del Presidente Trump contraria al medio ambiente y al cambio climático, así como su visión volcada hacia la industria petrolera. También las coincidencias entre el actual gobierno mexicano y el norteamericano en este punto, incluso, a pesar de la actitud francamente beligerante del gobierno mexicano contra la inversión privada en el sector energético. No es coincidencia que recientemente la Secretaria de Energía reenvió un tweet y refrendó el mensaje del Secretario de Energía norteamericano Dan Brouillette, viejo conocido cabildero de la industria de gas y petróleo de EUA, que aprovechó el momento que vive California para saldar cuentas políticas. “California tiene una larga historia de política energética equivocada”, afirmó Broulliette. La batalla es evidente. Es del dominio público que el Estado de California ha sumado ya 100 impugnaciones en contra del gobierno de Trump por sus políticas para debilitar la regulación ambiental y desconocer el cambio climático. Trump y California representan dos visiones de política energética, de mundo y de vida, contrarias políticamente. La Secretaría de Energía refrendó la visión del presidente Trump (ver figura 1).

¿Será posible que el gobierno de México mantenga esta “espontánea” y “jovial” empatía energética con el gobierno de Biden?

Parece que no. Muy al contrario, ante un triunfo de Joe Biden, muy probablemente esta “empatía energética” acabaría y los retweets se extinguirían. De hecho, el contraste puede ser de gran impacto para los postulados energéticos de la 4T, que se resumen en:

  • Monopolios energéticos (CFE y Pemex) verticalmente integrados, sin autonomía y vinculados totalmente a la agenda política.
  • Poca inversión privada y la menor competencia posible. Si acaso, como contratistas y preferiblemente por adjudicación directa. Las inversiones a riesgo propio, nacionales o extranjeras, y el mercado no son bien vistos. La competencia es una amenaza a la preponderancia de los monopolios energéticos del gobierno que buscan un mercado cautivo e inerte a la ineficiencia.
  • El motor del desarrollo es el petróleo, las energías renovables no son más que una “anomalía producto de intereses” que solo vulnera la confiabilidad del sistema eléctrico mexicano y permite la entrada de empresas nacionales e internacionales que vulneran la soberanía.
  • La regulación ambiental y las condicionantes de la sustentabilidad son un obstáculo. Simples trámites burocráticos neoliberales, que solo frenan el desarrollo futuro de México. Como bien lo ha demostrado Dos Bocas y la zona de manglar sobre la que se edifica y las emisiones constantes del sistema nacional de refinación o la generación eléctrica a base de carbón. 

 

¿Qué propone el candidato Joe Biden?

El Plan para la Revolución en Energía Limpia y Justicia Ambiental, “The Green New Deal”, establece lo siguiente:

  1. El cambio climático representa una amenaza “existencial” para el medio ambiente, la salud y nuestras comunidades poniendo en riesgo la “seguridad nacional”.
  2. El medio ambiente y la economía norteamericana están “totalmente conectados”. Con innovación podremos guiar a Norteamérica para convertirse en la “súper potencia de la energía limpia”.

 

Acciones concretas:

  1. Economía 100% limpia y emisiones net-zero para 2050. Propondrá legislación concreta desde el primer día de su gobierno con metas a 2025.
  2. Desarrollar una nueva infraestructura más resistente a los impactos del cambio climático.
  3. Inversión histórica en energía limpia de 5 trillones de USD (es decir, cinco billones de dólares para México) con inversión federal y privada apuntando a la innovación: almacenamiento de energía a 1/10 del costo actual, micro-generación nuclear (solo por citar algunos).
  4. Edificación sustentable al reducir la huella de carbono de TODOS los edificios en 50% para 2035.
  5. Incentivos fiscales para la compra de vehículos eléctricos dirigidos a la clase media y 500 mil nuevas estaciones públicas de recarga. (En todo México habrá unas 13,000 gasolineras).
  6. Una estrategia nacional para promover alianzas a nivel regional y vincular comunidades, sindicatos, industria y centros de estudio para promover la innovación con la finalidad de lograr una base de manufactura baja en carbono.
  7. “Convocar” al resto del mundo para combatir el cambio climático. Integrará el cambio climático a la agenda política internacional Norteamericana y a la Seguridad Nacional.

 

¿Cómo convocará al resto del mundo?

  1. EUA retomará de inmediato el Acuerdo de París sobre Cambio Climático.
  2. Promoverá un encuentro mundial que “exhorte” a los líderes para que presenten metas más ambiciosas de reducción de emisiones.
  3. Establecerá “tarifas y/o cuotas” a productos intensivos en carbono de países que no cumplan con sus metas de reducción de emisiones.
  4. Reformar al FMI y al banco regional de desarrollo para que incorporen criterios de sustentabilidad en las condiciones de pago de los créditos para proyectos de desarrollo.
  5. Una eliminación a nivel mundial de los subsidios para combustibles fósiles que en el fondo subsidian mayores emisiones de gases de efecto invernadero.
  6. EUA dará prioridad a las asociaciones con países que establezcan metas agresivas de reducción de emisiones en el marco del Acuerdo de París y ofrecerá financiamiento de bajo costo para las exportaciones americanas de tecnología limpia.
  7. No más financiamiento a energía “sucia”. Buscará que el Exim Bank y el IFC reduzcan la huella de carbono de sus portafolios. Estas agencias NO PODRÁN FINANCIAR PLANTAS DE CARBÓN.
  8. Ayuda financiera verde para países en desarrollo que establezcan metas de reducción de emisiones.
  9. El Departamento de Estado establecerá un nuevo Reporte de Cambio Climático que publicará el ranking de los países que cumplen o no con las metas del Acuerdo de París.
  10. UNA RED ELÉCTRICA MÁS INTEGRADA DESDE MÉXICO HASTA CENTROAMÉRICA Y COLOMBIA SUMINISTRADA POR MÁS ENERGÍA LIMPIA.

Es evidente que el cambio climático y la energía limpia constituyen un elemento central del plan económico, político y social del candidato Joe Biden. No solamente es el tema energético. Es una nueva visión de país y plantea sentar la base de un nuevo paradigma de desarrollo que coloca a la sustentabilidad en el centro.

Para el candidato Biden el futuro de EUA esta ahí. De hecho, recientemente envió este fantástico video por Twitter en donde se le ve con un su flamante Corvette Stingray 1967 (a gasolina por supuesto) solo para decir: “…podemos apropiarnos del mercado del siglo XXI si nos movemos hacia los autos eléctricos…” (Figura 2)

Francamente se ve muy difícil encontrar empatía recíproca entre la actual política energética mexicana y las propuestas de Biden sobre el tema si llega a la presidencia. Más bien parecen dos trenes de alta velocidad, en dirección opuesta y sobre la misma vía, a punto de encontrarse.

¿Veremos pues a la Secretaría de Energía refrendar un tweet del Presidente Biden con la misma soltura, entusiasmo y entrega? 

En dos meses lo sabremos…

 

Severo López Mestre Arana

Especialista en temas energéticos. Egresado del ITAM con estudios de posgrado en la Universidad de Chicago y en la Universidad de California en Berkeley.

 

Fuentes de las figuras:
Figura 1: 

https://twitter.com/rocionahle/status/1298388046698762240?s=21

Figura 2: 

https://twitter.com/joebiden/status/1295074095198023681?s=21

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