Electricidad a partir de la gestión de residuos en la CDMX aún no es opción

2020-07-25 Israel Díaz, Grupo Expansión
gestion de RSU en CDMX no genera electricidad
Image by Pasi Mäenpää from Pixabay

En el mundo existen cerca de 2,000 plantas termovalorizadoras. En México, estaba por comenzar la construcción de la primera de este tipo, sin embargo, el proyecto se detuvo al ser considerado muy costoso y un riesgo para el ambiente.

 

Las plantas termovalorizadoras generan electricidad mediante turbinas impulsadas por el vapor que se desprende de la incineración de desechos orgánicos. Este proceso se utiliza en varias ciudades de Europa desde hace más de tres décadas, como una solución a la gestión de residuos sólidos de grandes urbes.

En México se planeaba la construcción de la primera de este tipo, que sería el puente para la generación de energía eléctrica para movilizar el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC). No obstante, en 2018, la tecnología para generar energías alternas tuvo un fuerte revés, tras ser suspendido el proyecto “El Sarape”, en la Ciudad de México.

Fue durante la administración de Miguel Ángel Mancera que se hizo el anuncio de la construcción de una instalación termovalorizadora en el tiradero de residuos conocido como Bordo Poniente. Sin embargo, la actual jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, decidió cancelar el proyecto al iniciar su mandato.

Sheinbaum dijo que su administración no pagaría un centavo por la planta, bajo el argumento de que "era un proyecto fallido porque no tenía siquiera los estudios de impacto ambiental y no generaba ningún beneficio para los capitalinos (…) ya que se trataba de un negocio y no es una solución a los residuos sólidos de la ciudad”.

El proyecto sería edificado por la empresa francesa Veolia y tenía como objetivo controlar la altísima acumulación de desperdicios en la zona del Valle de México, mediante un proceso de incineración de aproximadamente 4,500 toneladas de basura, de las más de 13,000 que se producen diariamente en la zona metropolitana.

Al respecto, la compañía aseguraba que contribuiría al manejo eficiente de los Residuos Sólidos Urbanos, al mismo tiempo que se reducirían las emisiones de dióxido de carbono, “así, los residuos podrían ser reutilizados y transformados en energía útil que beneficiaría a todos los habitantes de la ciudad”.

Las estimaciones rondaban hacia la generación de unos 965,000 MWh por año, que se destinarían a alimentar las 12 líneas del Sistema De Transporte Colectivo Metro que operan en la CDMX.

Aunque, según declaraciones de la Jefa de Gobierno, la suspensión del proyecto tuvo que ver con que se trataba de una solución considerablemente más costosa para el manejo de la basura. Al revelar su intención de abandonar el proyecto, Sheinbaum declaró que la construcción representaba “la deuda más alta en la historia para la ciudad, sin un sustento ambiental”.

Fue en octubre de 2018 que el Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México dio la razón a la funcionaria y dictaminó la suspensión del contrato de la planta, por considerar que existe una afectación al interés público, al generar un gasto excesivo por operación.

Por su parte, Greenpeace México había expresado su rechazo a la construcción de la termovalorizadora en el Bordo Poniente, desde que Miguel Ángel Mancera decidió emprender el proyecto.

La ONG ambientalista alertó que la quema de los desechos empeoraría la calidad del aire en la zona metropolitana. Por ello, lo que se anunciaba como una solución ambiental de la gestión de residuos sólidos, en realidad resultaría contraproducente, ya que representaba un atentado contra la salud de las personas al ser una nueva fuente de contaminación.

De igual manera, el doctor en química y experto en salud ambiental, Paul Connett, estimó que la planta "representa un gasto enorme de recursos económicos; es la forma más cara de gestionar residuos y la más cara de producir electricidad".

Finalmente, el especialista enfatizó que el principal problema en la CDMX es la falta de políticas, programas y planes de reutilización, reducción y reciclaje, que ha propiciado altos niveles de contaminación.

“Vale la pena cuestionar, ¿cuánto dinero se está destinando para quemar la basura y cuánto para fortalecer el reciclaje y la reducción de residuos?", concluyó Connett.

 

 (Con información de obras.expansion.mx)